Thursday, October 04, 2007

UN FESTIN DESNUDO EN INSOMNIA

ESTE VIERNES 5 DE OCTUBRE, INSOMNIA Y DAVID CRONENBERG TE INVITAN A ALMORZAR

Hagan la prueba: agarren una copia de “El Almuerzo Desnudo” de William S. Burroughs. Luego, con cualquiera de sus dedos elijan una página cualquiera y ábranla. Lean cada palabra y experimenten la muerte de sus sentidos y la ética que les quedaba. Con gran conmoción, en 1959, se publica la novela, dentro de un ambiente enardecido que se iniciaba una batalla judicial, enormes protestas por la enorme basura y el crimen contra la moral y las buenas costumbres que significaba el texto de dicho autor.

Tales hechos no podían pasar desapercibidos por uno de los favoritos de INSOMNIA, David Cronenberg (“Videodrome”, “Scanners”, “Una Historia Violenta”) que en 1991 adapta esta obra literaria inadaptable al celuloide, y por supuesto, nosotros no podíamos permitir que los insomnes quedaran sin este delirio. Abriendo nuestro ciclo de “Metamorfosis”, la película protagonizada por un magnífico Peter Weller (más conocido como Robocop) entrega una delicia que no se encuentra en cualquier menú de restaurante pero que sin duda alguna los dejará más que satisfechos por varios días... severos días.

La película narra más bien la historia de cómo Bill Lee (el alter – ego y pseudónimo de Burroughs) escribe el libro en un supuesto lugar llamado la “Interzona”: lugar en el que viven todos los criminales y marginados del mundo occidental. Paisajes inimaginables en los que la adicción a las drogas (al insecticida en esta película), el sexo, el cínico repudio al homosexualismo, paranoia, la ambigüedad del ser vivo (porque de humanos no tienen nada) y las máquinas de escribir – insectos (bichos que tienen teclas que además de escribir les provocan orgasmos) llenan el cotidiano vivir del autor y al que llega luego de ejecutar ciertas misiones encargadas por un escarabajo que habla por el ano y es drogadicto; y una muy extraña relación con su esposa, adicta al insecticida con el que Bill Lee trabaja para exterminar, justamente, insectos (aunque en realidad termina matando todo pensamiento racional). De ahí en adelante, comienza una historia que no tiene intenciones de cooperar en descifrar sus claves ni de aclarar la sanidad mental, e incluso realidad de sus personajes. Un film en el que las explicaciones ni siquiera deberían pedirse, y termina más viviéndose que meditándose.

“Naked Lunch” se encarga, por medio de las vivencias del autor, de los pasajes del texto y la propia mano de Cronenberg, de ingresar al espectador en un mundo en que la línea entre ficción y lo real es prácticamente inexistente, con pasajes en los que la marca del director, esa mutación y tecnología (insecto – máquina), la carnalidad, placer y la monstruosidad dan el toque perfecto a un banquete que se traga con los ojos bien abiertos y sin preguntar que comemos, por el bien nuestro. Y es que los sucesos que nos muestra Cronenberg son difíciles de digerir no solo por su complejidad existencial en un mundo desconocido pero a la vez tan identificable y que nos desconcierta con personajes que no se detienen a vivir humanidad. Esto va más allá de una obra de la propia naturaleza; es a la larga, como se mencionó anteriormente, el exterminio de todo pensamiento racional.

El milagro que hace Cronenberg en pasar una novela tan ambigua y alucinante al cine es para agradecer, y esta obra, una de las más personales de dicho director, da para reflexionar sobre la existencia, sobre la obra y sobre la realidad de uno de los más controversiales artistas (más bien filósofo) y literarios del siglo XX. Y de paso nos plasma el testamento que nos deja, una estética delirante y tan aterradora como la realidad misma, en la que la mosca en la sopa es prácticamente el condimento central. Una experiencia fílmica que nos obligará a mirar la punta del tenedor antes de tragar.

Por R.M.

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